ARGENTINA AJUSTA PARA EL FMI CON TRABAJO MÁS PRECARIO Y PEORES SALARIOS

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(Pablo Roma, Gremiales) – En su afán por cumplir con las metas impuestas por el Fondo Monetario Internacional, Argentina parece haberse convertido en el alumno modelo del ajuste. Pero detrás de los aplausos técnicos desde Washington, crece en el país una realidad insoslayable: el deterioro constante de la calidad del trabajo, los salarios de miseria y el pluriempleo en condiciones indignas.

A pesar de que el FMI acaba de recomendar formalmente “profundizar las flexibilizaciones en materia de empleo”, en la práctica esas medidas ya comenzaron a aplicarse por adelantado. Los datos son contundentes: crecen los empleos informales, bajan los ingresos reales y cada vez más argentinos deben sumar varios trabajos para poder cubrir apenas lo básico.

Javier Milei ya adelantó cuál será el eje de su plan 2025: más motosierra, privatizaciones, reforma laboral profunda, eliminación de impuestos y desregulación total del mercado. En ese modelo, el trabajo digno parece quedar fuera de la ecuación.

Mientras tanto, en redes sociales como TikTok se multiplican los testimonios de jóvenes que vuelven frustrados de entrevistas laborales. Un caso se volvió viral en febrero: Anahí Cejas relató cómo le ofrecieron trabajar de lunes a lunes, hasta 64 horas semanales, por $750.000 y media hora para almorzar. “La entrevistadora me dijo con total impunidad: ‘Bueno, ¿empezás el lunes?’”, contó.

El mercado laboral argentino ya no ofrece crecimiento ni derechos, sino resistencia. Entre la inflación que pulveriza los ingresos, los convenios colectivos que el Gobierno busca debilitar, y el aliento oficial a formas de contratación más “flexibles”, el trabajo empieza a parecerse cada vez más a una trampa.

El staff técnico del Fondo destaca los logros del Gobierno en “corrección fiscal”, pero poco se dice sobre lo que eso significa para la vida cotidiana de millones. El recorte del gasto público impacta directo en la obra pública, en los subsidios, en el consumo y, por supuesto, en el empleo. A medida que el Estado se retira, las condiciones de contratación empeoran, y el sueño de un salario digno se vuelve una utopía para amplios sectores de la población.

Así, mientras la deuda externa se paga con creces, el costo lo terminan asumiendo los trabajadores. En la Argentina del ajuste, el sacrificio lo hace siempre el mismo: el que se levanta todos los días para trabajar, ahora por menos, sin derechos y sin horizonte.

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