EL LITIO COMMODITY Y SU ROL ESTRATÉGICO EN LA CADENA DE VALOR

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(Por Pablo Rutigliano Presidente de la Cámara Latinoamericana del Litio) – Durante años, hemos sido testigos de cómo un grupo de cartelizadores seriales —CEOs de empresas mineras, cámaras empresariales cómplices y funcionarios incapaces— negaron sistemáticamente la verdadera esencia del litio: su condición de commodity estratégico.
Fueron estos mismos actores quienes, desde sus posiciones de poder, distorsionaron la industria, cartelizaron la minería argentina y bloquearon el acceso a un modelo de crecimiento verdaderamente sostenible.

El litio, señores, no es una simple materia prima: es el eje fundamental de la nueva matriz energética mundial.
Así lo determinan los hechos, la transparencia de los mercados internacionales y el desarrollo acelerado de la movilidad eléctrica, el almacenamiento de energía y la transición hacia energías renovables.
El litio es —sin lugar a dudas— el commodity del futuro. Y ese futuro ya empezó.

Basta con realizar un simple recorrido por los medios digitales para identificar a quienes, durante años, promovieron la falacia de que el litio no debía ser considerado un commodity.
Hoy, la verdad está al alcance de todos.
El problema no es la falta de información: el verdadero obstáculo es la casta política y empresarial, que intenta proteger sus intereses cartelizados, negando la transformación que el mundo ya ha adoptado.

Frente a este escenario, es imprescindible entender por qué fuimos pioneros en reconocer la naturaleza estratégica del litio.
En mi libro La Revolución del Litio establecí una definición que rompió los esquemas tradicionales:

“Todo recurso natural inicial que se constituya como necesario, integral y sustentable dentro de una cadena de valor debe ser interpretado, tratado y considerado como un commodity.”

Esta conceptualización permitió proyectar al litio no sólo como un recurso minero, sino como un activo económico estructural, capaz de motorizar cadenas productivas, crear empleo de calidad y transformar las bases energéticas de los países que posean reservas estratégicas.

La valorización del litio en una cadena productiva —desde su identificación geológica hasta su integración industrial— es fundamental para definir su impacto económico y social.
De esa valorización depende el crecimiento sustentable de las economías emergentes y su inserción en las nuevas dinámicas globales.

Sin embargo, en Argentina, seguimos enfrentando a sectores que se resisten al cambio.
Los mismos que negaron al litio como commodity hoy buscan bloquear o apropiarse de las nuevas herramientas de democratización económica, como es el caso de la tokenización de activos mineros.

La tokenización representa la evolución natural de la valorización de los recursos.
Permite inventariar reservas, darle trazabilidad a los activos, y crear un ecosistema de transparencia y acceso abierto, rompiendo las cadenas históricas de concentración y corrupción.

Este modelo, que impulsamos desde Atómico 3 y la Cámara Latinoamericana del Litio, no solo anticipa el futuro: lo construye.
Pero en Argentina, donde lamentablemente se ha perfeccionado el arte de impedir, los monopolios tradicionales pretenden apropiarse del modelo, tergiversarlo, y manipularlo a su conveniencia.

No es casualidad que los mismos lobbies que impulsaron la subfacturación del litio —provocando una pérdida estimada en más de 3.500 millones de dólares para la Nación—, sean hoy los que atacan el modelo de tokenización.
Este accionar fue formalmente denunciado en la causa penal N° 3309/23, que expone la brutal fuga de valor que sufrió el país por la manipulación del precio del carbonato de litio.

Como todo proceso de cartelización, el patrón se repite:
Medios de comunicación ensobrados, desinformación organizada y campañas de desprestigio contra toda iniciativa que proponga transparencia, trazabilidad y sustentabilidad.

A pesar de estos ataques, la verdad es irreversible.

Los fundamentos que impulsan nuestra visión de considerar al litio como commodity son sólidos y están anclados en tres pilares que definen el futuro de las economías modernas:
• Transparencia: Romper con la opacidad histórica de las operaciones mineras y permitir el acceso a información verificada y trazable.
• Trazabilidad: Construir un ecosistema donde cada gramo de litio pueda ser rastreado, valorizado y protegido dentro de una cadena productiva internacional.
• Sustentabilidad: Integrar el desarrollo económico con el cuidado ambiental y social, garantizando que el litio sirva como motor de crecimiento, y no como instrumento de concentración de poder.

Estos principios no son negociables.
Son la base sobre la cual estamos construyendo un nuevo paradigma económico, más justo, más abierto y más competitivo, donde los recursos estratégicos —como el litio— dejen de ser la mercancía de unos pocos para convertirse en el motor de toda una Nación.

El litio es un commodity. El futuro nos pertenece.

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