ECONOMÍA
Los millones presupuestados para infraestructuras escolares no han llegado a zonas rurales.
A pesar de que el Presupuesto General del Estado 2025 contempla una inversión superior a los R.D.$101 mil millones en infraestructura.
Al menos 327 escuelas públicas rurales en el país continúan utilizando letrinas como único sistema sanitario, según datos oficiales del Ministerio de Educación.
Esta situación afecta a millas de estudiantes en comunidades remotas, donde la falta de servicios básicos como agua potable, energía eléctrica y baños adecuados compromete no solo la salud y dignidad de los alumnos, sino también su permanencia en el sistema educativo.
| La Derecha Diario
Un reportaje reciente de Diario Libre destaca el caso de la escuela La Blanca, en la Sierra de Yamasá, que aún conserva las letras originales desde su inauguración en el gobierno de Antonio Guzmán (1978-1982).
En este plantel, que atiende a solo cuatro estudiantes, no hay acceso a electricidad ni acueducto, y el camino de acceso es difícil y lodoso.
Situaciones similares se repiten en otras escuelas rurales, como El Coquito, también en Monte Plata, donde los varones deben utilizar una letrina en el patio trasero, mientras que las hembras cuentan con un baño con inodoro.
Estas condiciones evidencian una brecha significativa entre las inversiones anunciadas y las necesidades reales en las comunidades más vulnerables.
El director de Infraestructura Escolar, Roberto Herrera, ha reconocido que 327 centros educativos a nivel nacional todavía utilizan letrinas, lo que representa un desafío pendiente para el sistema educativo dominicano.
Organizaciones sociales y comunitarias han expresado su preocupación por esta situación, instando a las autoridades a priorizar la mejora de las condiciones sanitarias en las escuelas rurales.
Argumentan que, sin instalaciones adecuadas, se pone en riesgo la salud de los estudiantes y se perpetúa la desigualdad en el acceso a una educación de calidad.
La persistencia del uso de letrinas en el sistema educativo rural dominicano evidencia una deuda estructural con millas de estudiantes que aún reciben docencia en condiciones inadecuadas.
La mejora de la infraestructura sanitaria escolar es un paso necesario no solo para la dignidad de los alumnos, sino también para garantizar un entorno seguro y saludable que favorezca el aprendizaje.
Este contraste entre la inversión presupuestaria y la realidad en las escuelas rurales plantea interrogantes sobre la asignación y ejecución de los recursos destinados a la educación.
Se espera que las autoridades tomen medidas concretas para cerrar esta brecha y garantizar condiciones dignas para todos los estudiantes del país.
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