SOCIEDAD
Franco Sosa manejaba pese a estar inhabilitado por alcoholemia y mató a un padre y tres hijos en un choque.
Franco Alejandro Sosa, de 19 años, está detenido por causar una tragedia vial en la Ruta 19 mientras tenía prohibido conducir. El joven manejaba un Volkswagen Bora cuando impactó por detrás a un Fiat 147 ocupado por una familia que volvía de cenar. El siniestro ocurrió entre Arroyito y Tránsito y dejó cuatro muertos, entre ellos tres menores, y dos adolescentes internados.
El conductor fue imputado por homicidio culposo agravado y lesiones culposas agravadas y permanece a disposición de la Justicia provincial. La víctima fatal fue Ricardo Argentino Oliva, de 33 años, quien viajaba con sus hijos Thiago, Miqueas y Liz, todos oriundos de Arroyito. El impacto fue de tal magnitud que las muertes ocurrieron en el acto y el vehículo familiar quedó completamente destruido.
| La Derecha Diario
Ignoró una inhabilitación por alcoholemia
Sosa no debía estar al volante porque el 15 de junio había sido sancionado por conducir alcoholizado sobre la misma Ruta 19. En ese control, realizado entre Tránsito y Arroyito, se le detectaron 0,49 gramos de alcohol por litro de sangre y se lo inhabilitó para manejar. Aunque pagó la multa al día siguiente, la restricción seguía vigente al momento del choque.
El joven ignoró la inhabilitación y volvió a conducir sin el permiso correspondiente, lo que revela un fallo grave del sistema de control. La tragedia fue evitable si se hubiera garantizado el cumplimiento de una sanción que ya estaba formalizada. La falta de mecanismos para impedir la reincidencia vial expone a la población a un riesgo inaceptable.
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Una tragedia que pudo evitarse
Organismos de seguridad vial piden controles más rigurosos y una política de seguimiento real sobre quienes tienen restricciones. Consideran inaceptable que un conductor con antecedentes siga circulando sin impedimentos, como ocurrió con Sosa. Para estos sectores, la prevención solo es posible si las normas se hacen cumplir sin excepciones.
La conmoción en la comunidad de Arroyito es profunda y crecen los pedidos de justicia por parte de vecinos y familiares. El dolor se mezcla con indignación ante un hecho que no fue accidente sino resultado de una cadena de negligencias. Mientras tanto, el joven permanece detenido y enfrenta una causa penal con elementos que agravan su responsabilidad.
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