El ex Ministro fue invitado a Santo Tomé por su espacio político, donde expuso una visión crítica al modelo económico nacional y planteó una alternativa centrada en la producción con inclusión y la planificación industrial. Apoyado en su experiencia durante la crisis de 2002, alertó sobre los desafíos del mundo actual, y remarcó que las oportunidades de Argentina radican en transformar sus recursos en valor agregado con consenso político y visión estratégica.
04-POLITICA
El exministro de Producción de la Nación y expresidente de la Unión Industrial Argentina, José Ignacio de Mendiguren visitó la ciudad de Santo Tomé, Corrientes, donde ofreció una disertación titulada Plan de Desarrollo Estratégico Argentino con Inclusión e Integración Regional. El encuentro fue organizado por referentes locales del Frente Renovador, espacio político del que De Mendiguren es figura destacada.
Durante su exposición, el dirigente repasó su trayectoria en la función pública, reflexionó sobre la actual coyuntura económica del país y propuso una alternativa al modelo económico vigente. «Creemos en el equilibrio fiscal, pero con crecimiento. No hay posibilidad de desarrollo si no se prioriza la producción», afirmó.
De Mendiguren reivindicó el camino productivo seguido durante la salida de la crisis de 2002, que permitió «dejar atrás una situación de colapso político y económico a través de un acuerdo de unidad nacional, basado en la recuperación de la industria y el trabajo».
CRÍTICAS AL
MODELO DE AJUSTE
A lo largo de su discurso, De Mendiguren cuestionó la estrategia de ajuste fiscal implementada por el Gobierno nacional. «El camino del ajuste no nos sirve, no nos gusta. Porque por ese camino se cae el nivel de actividad y, con ello, la recaudación», argumentó. En este sentido, advirtió que la búsqueda del equilibrio fiscal a través del recorte puede derivar en un «cementerio de empresas».
Para el exfuncionario, la alternativa está en una política industrial activa. «Exportamos maíz a Brasil a menos de 200 dólares la tonelada, y después les compramos los nuggets de pollo a 2.200. Nosotros queremos producir y vender los nuggets, no quedarnos con los insumos», explicó. «El mundo no va por el camino del mercado autorregulado, ni siquiera Estados Unidos o Europa», agregó.
De Mendiguren también rechazó la visión que plantea que el gasto público debe reducirse exclusivamente mediante la licuación o el ajuste. Propuso, en cambio, incrementar los ingresos a través del crecimiento productivo, lo cual permitiría atender demandas sociales como las jubilaciones y la salud pública.
EXPERIENCIA DE
GESTIÓN EN 2002
Durante la exposición, De Mendiguren recordó su paso por el Ministerio de Producción durante la presidencia de Eduardo Duhalde, en medio de la crisis de 2001-2002. «Nos hicimos cargo del país cuando ya habían caído cuatro presidentes y la gente decía ‘que se vayan todos’. La situación era de extrema gravedad», relató.
En ese contexto, sostuvo que la recuperación fue posible gracias a un acuerdo político entre el peronismo y el radicalismo. «Hubo una decisión de salir por la producción y no por la especulación financiera», señaló. El ex Ministro remarcó que en menos de 14 meses lograron estabilizar la economía, reducir la inflación al 3 por ciento y crecer al 7 por ciento, sin escándalos de corrupción.
«Ese fue el inicio del período de crecimiento más largo de la Argentina entre 2002 y 2011», afirmó. Y remarcó: «Con tipo de cambio competitivo, baja inflación y superávit fiscal genuino, logramos recuperar la confianza de los argentinos».
Crisis y desafíos
En su análisis de la coyuntura internacional, De Mendiguren subrayó que el mundo atraviesa una etapa de enorme incertidumbre, con múltiples conflictos armados y crisis políticas. «Hoy hay 79 focos de guerra en el mundo. Nadie puede predecir qué pasará con China, Rusia, Europa o Estados Unidos», alertó.
Frente a este panorama, consideró que Argentina tiene una oportunidad estratégica. «Estamos en una posición geopolítica privilegiada. No tenemos problemas religiosos ni conflictos militares. Y contamos con recursos naturales clave, como el agua, los alimentos, la energía y los minerales», enumeró.
También destacó la capacidad emprendedora del país: «Si vemos estabilidad y negocios, los argentinos invertimos. No somos alemanes que ahorran en el banco. Nosotros ponemos la plata en el parripollo, en la Pyme, en el campo. Esa es una fortaleza».
Propuestas de
desarrollo e inclusión
Para consolidar un camino de desarrollo, De Mendiguren insistió en la necesidad de una política industrial planificada, con un Estado que oriente y acompañe las inversiones. «No podemos seguir siendo exportadores de materia prima. Tenemos que transformar lo que producimos y agregar valor», afirmó.
Criticó el uso del superávit fiscal como un fin en sí mismo cuando se logra recortando infraestructura y políticas públicas. «No es superávit cortar la obra pública. Eso genera una deuda futura y destruye capacidad logística. Las rutas argentinas están colapsadas y eso cuesta vidas y competitividad», advirtió.
También apuntó contra subsidios que consideró ineficientes: «Mandamos al Congreso una separata explicando los gastos. Por ejemplo, hay 1.250 millones de dólares en subsidios a Tierra del Fuego que no se tocaron», puntualizó.
Llamado a la reflexión
Hacia el cierre, De Mendiguren llamó a la reflexión autocrítica y al diálogo político. «La gente está enojada con razón. Eligió algo distinto porque perdió la confianza en nosotros. Tenemos que asumir esa responsabilidad y ofrecer otra alternativa», expresó.
Admitió que el Frente Renovador debe reconstruir su vínculo con la sociedad y demostrar que es capaz de generar una salida productiva. «El mundo que viene es muy distinto. Si buscamos soluciones en el pasado, vamos a fracasar. Hay que pensar en inteligencia artificial, industria 4.0 y energías limpias», sostuvo.
Finalmente, pidió abandonar los enfrentamientos políticos estériles. «No se puede gobernar buscando seducir al Congreso mientras se lo insulta. Necesitamos acuerdos básicos. La salida es con producción, inclusión y consenso», concluyó.