Investigadores de la UNNE desarrollaron prototipos de ladrillos resistentes a partir de residuos plásticos

Compartir:

Un equipo integrado por las arquitectas Lucía Villalba y Herminia Alías junto al ingeniero Pablo Martinadesarrolló ladrillos ecológicos que igualan la resistencia de los materiales cerámicos convencionales. Con solo el 1,13% del plástico efectivamente reciclado en el Gran Resistencia, el proyecto de Villalba, Alías y Martina ofrece una alternativa tecnológica factible para reducir el impacto ambiental de estos desechos.

La arquitecta Lucía Villalba llevó adelante una investigación que comenzó durante su pregrado con una beca de la Secretaría General de Ciencia y Técnica de la UNNE, en la que evaluó la posibilidad de transformar residuos plásticos de tereftalato de polietileno (PET) en insumo para fabricar ladrillos para la construcción de viviendas.

Junto a la doctora Herminia Alías, docente e investigadora en Instituto para el Desarrollo de la Eficiencia Energética en Arquitectura (IDEEA) (FAU-UNNE) y al ingeniero Pablo Martina, Docente e Investigador en el Grupo de Investigación de Energías Renovables (GIDER) (FI-UNNE), con la colaboración del ingeniero Franco Milich, también investigador en el GIDER, conformaron un equipo en el que consolidaron esta línea de investigación indagando aspectos como estudio de casos de reutilización del PET en la arquitectura, visitas a puntos de recolección de PET en la ciudad de Resistencia, además de una  sistematización de propiedades y beneficios asociados al uso del residuo de PET en la construcción.

Hay estadísticas vinculadas al manejo de residuos plásticos que impulsaron esta investigación. Cada habitante argentino produce 1,15 kilogramos de residuos sólidos urbanos por día. Cada dos segundos, el país genera una tonelada de basura. Del plástico PET que consumimos, solo el 30% se recicla. El resto, con un tiempo de descomposición de más de 100 años, contamina el ambiente.

En el Área Metropolitana del Gran Resistencia (AMGR), donde viven más de 385.000 personas, se generan aproximadamente 9.000 toneladas de residuos sólidos urbanos por mes. Del total de plástico que podría reciclarse, apenas el 1,13% encuentra efectivamente ese destino.

“Frente a esta situación surge nuestra propuesta”, explica Villalba. “La idea es reusar un residuo sólido doméstico-industrial como las botellas de PET, que son 100% reciclables, para crear elementos constructivos modulares para viviendas en la región nordeste”.

Reúso o reciclado.  La conclusión del estudio señala que el reúso o reciclado de un residuo sólido muy abundante en el AMGR (y en la región en general), como el PET, para la conformación de elementos constructivos modulares para la construcción de viviendas, representaría una opción tecnológica factible y ventajosa desde el punto de vista ambiental, por posibilitar una alternativa de destino final del material de residuo, en lugar de su vertido al ambiente.

Para entender mejor el panorama local, los investigadores visitaron puntos de recolección en el AMGR. Visitaron “Inplástico”, que recolectaba unas 100 toneladas de plástico por mes; “Sembrando conciencia”, que recaudaba una tonelada de PET mensual; y “Ecoqiru”, empresa chaqueña que fabrica “maderas plásticas” y contaba con más de 2 toneladas de PET recaudadas.

Sin maquinaria industrial, el trabajo continuó en el laboratorio. El equipo trituró manualmente las botellas, cortándolas en pequeños cuadrados de aproximadamente 5 milímetros. Con este material, desarrollaron tres prototipos de ladrillos con diferentes dosificaciones.

El primer prototipo (P1) combinó 350 gramos de cemento, 700 gramos de arena y 30 gramos de PET (3% del mortero). El segundo (P2) aumentó la proporción de PET al 10% de la mezcla. El tercero (P3) reemplazó el cemento por tierra, manteniendo el 10% de PET.

Ensayos. Los prototipos de ladrillos fueron sometidos a ensayos térmicos y de resistencia.Los ensayos de resistencia arrojaron resultados alentadores. Los prototipos con cemento y PET (P1 y P2) alcanzaron resistencias de 8,60 MPa y 9,46 MPa respectivamente, superando ampliamente la resistencia de los ladrillos cerámicos macizos convencionales (5 MPa). “Esto significa que podrían utilizarse con total confiabilidad en cerramientos portantes “, señalan los investigadores.

El prototipo con tierra, sin embargo, registró una resistencia muy baja (1,59 MPa), descartándose para uso estructural.

En cuanto a las propiedades térmicas, los resultados fueron mixtos. El ladrillo con 10% de PET mostró una conductividad térmica de 1,032 W/mK, superior a la de los ladrillos cerámicos (0,81 W/mK). Sin embargo, estudios previos demuestran que ladrillos con 50% de PET alcanzan una conductividad de apenas 0,15 W/mK, convirtiéndolos en excelentes aislantes.

El principal obstáculo que enfrentaron los investigadores fue la falta de maquinaria industrial para el triturado del PET, lo que limitó la producción y los porcentajes de plástico utilizados en los prototipos. “Existen amplios antecedentes nacionales e internacionales de ladrillos con porcentajes de PET superiores al 30%”, aclara el informe, “por lo que nuestras indagaciones con porcentajes menores introducen un aporte desde los resultados obtenidos”.

A pesar de esta limitante, ya planifican los próximos pasos: considerar la reutilización de otros plásticos de descarte, ensayar dosajes superiores y explorar otros formatos de elementos constructivos modulares que puedan aplicarse en diferentes componentes de los edificios.

Más allá de los aspectos técnicos, esta investigación apunta a un cambio de paradigma. Los lineamientos desarrollados podrían transferirse a organismos públicos y privados interesados en el reciclado de residuos, incluyendo institutos de vivienda y organizaciones dedicadas al desarrollo habitacional.

“Los resultados podrían contribuir a visibilizar la importancia de la economía circular para aliviar la presión sobre el ambiente y el excesivo consumo de materias primas nuevas”, concluyen los investigadores.

No menos importante es que estudios de este tipo producen una actualización en cuanto a las posibilidades de reutilización de residuos de PET (muy abundantes en la región en general) para generar elementos y componentes constructivos de cerramientos de viviendas del NEA, como alternativa al uso de otras materias primas de “primera mano” habituales, así como una sistematización de la información existente y una contextualización a las condiciones locales y regionales del NEA.

En lo académico podría abrir nuevas líneas posibles de desarrollo futuro de la investigación, dentro y fuera del grupo.

Finalizado este trabajo y aprovechando la experiencia realizada, el GIDER encaró el diseño y construcción de un molino triturador de PET. El mismo fue transferido a una comunidad de la localidad de Gdor. Virasoro, en Corrientes, como parte de un proyecto mayor desarrollado para la reutilización del PET en elementos constructivos, desde un enfoque de responsabilidad ambiental, para convertir residuos en recursos, en lugar de descartarlos y volcarlos al ambiente.

También puede interesarte

Javier Milei retoma la campaña mientras crece el escándalo en la ANDIS

En medio de una semana marcada por la tensión política y el escándalo que...

Investigadores de la UNNE desarrollaron prototipos de ladrillos resistentes a partir de residuos plásticos

Un equipo integrado por las arquitectas Lucía Villalba y Herminia Alías junto al ingeniero Pablo Martina, desarrolló ladrillos ecológicos...

Caso Scatturice: el vínculo invisible con Hadad y una «mamushka» de empresas asociadas

La investigación de la abogada y periodista Natalia Volosin dio cuenta de la relación entre Leonardo...