Violencia de género: la defensa de Fabiola Yañez pedirá 12 años de cárcel para Alberto Fernández

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El expresidente Alberto Fernández se encamina a un juicio oral por violencia de género, a raíz de la denuncia presentada por su expareja, Fabiola Yañez. La querella, a través de sus abogados, solicitará una condena de 12 años de prisión efectiva, la pena máxima posible para el caso, por los reiterados episodios de violencia y amenazas que serán debatidos en los tribunales federales de la Ciudad de Buenos Aires.

La acusación del fiscal Ramiro González detalla dos episodios de lesiones leves agravadas, uno de lesiones graves agravadas y amenazas coactivas, todo en concurso real. Las presuntas agresiones, según fuentes judiciales, habrían tenido lugar mayormente en la Quinta Presidencial de Olivos, aunque otro hecho se habría dado en el departamento de Puerto Madero donde residía Fernández.

La defensa de Fabiola Yáñez pidió 12 años de prisión para Alberto Fernández

Desde la querella se confirmó a Infobae la intención de buscar la pena más severa, aunque la expectativa de la sentencia no se volcará oficialmente hasta los alegatos finales. Para la elevación a juicio, la querella debe manifestar su conformidad con las pruebas reunidas durante la etapa de instrucción. Será el juez subrogante del Juzgado Federal Nº 11, Julián Ercolini, quien decidirá si acepta el requerimiento.

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Actualmente, Fabiola Yañez reside con su hijo en Madrid, España, desde donde seguirá de cerca el proceso judicial. El abogado de Yañez, Mauricio D’Alessandro, destacó que la investigación está completa y que las pruebas son contundentes. En este sentido, la fiscalía defendió la decisión de no citar testimonios que solo buscaran mostrar a Fernández como «amoroso», al considerarlos «inconducentes» y meramente dilatorios.

Según Fernández, «si alguien fue agredido en la pareja, fue él»

La última prueba incorporada a la causa para finalizar la instrucción fue la copia forense del teléfono y la tablet del ex presidente, junto con sus claves de acceso. Con todos los elementos recabados desde la denuncia en agosto de 2024, el fiscal consideró que existe evidencia suficiente para sostener un «contexto de violencia de género» sistemática ejercida por Alberto Fernández contra Fabiola Yañez desde 2016.

Esta violencia, según el fiscal, se manifestó a través de acosos, hostigamientos, controles, indiferencia, insultos, culpabilización, destrato, retiro de la palabra, ninguneos y hostilidad. Ahora, la defensa del ex jefe de Estado, a cargo de la abogada Silvina Carreira, tiene la oportunidad de plantear nulidades para oponerse a la elevación a juicio.

Alberto Fernández, por su parte, mantuvo en todo momento su inocencia, declarando en febrero de este año: «Si alguien fue agredido en la pareja, ese fui yo». Además, justificó los moretones de Yañez como autoinfligidos por su adicción al alcohol o incluso como un montaje para extorsionarlo, describiendo a su expareja como «violenta en estado de embriaguez».

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En paralelo, se mantiene abierta otra causa vinculada a la filtración de videos privados del ex presidente

Con la intervención del juez Julián Ercolini y el fiscal Ramiro González, la Justicia investiga una denuncia presentada por el propio Alberto Fernández contra su expareja Fabiola Yañez, a quien acusa de haber accedido y difundido sin permiso contenido privado de su celular. La Corte Suprema resolvió que esta causa continúe su curso en la Justicia ordinaria, fuera de Comodoro Py.

Según la denuncia, Yañez habría tenido acceso al teléfono luego de que el expresidente se lo prestara a su hijo Francisco. Desde allí, Fernández sostiene que su expareja pudo ver y extraer material como los videos junto a la periodista Tamara Pettinato en la Casa Rosada, que luego fueron filtrados a los medios en un contexto de máxima exposición.

El expresidente considera que esa filtración forma parte del mismo “entorno de violencia” que se le atribuye a él en la causa por lesiones. Asegura que hubo una “invasión a su intimidad” con fines de daño personal, y que las publicaciones se dieron de forma dosificada para alimentar lo que definió como “el morbo social”.

TC/EM

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