Cristian Graf se presentó ante la Justicia por la muerte de Diego Fernández Lima

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Norberto Cristian Graf, un excompañero de la escuela técnica donde estudió Diego Fernández Lima, el adolescente de 16 años desaparecido el 26 de julio de 1984 y cuyos restos fueron encontrados enterrados en el fondo de una casa de Coghlan, se presentó ante el fiscal Martín López Perrando, funcionario a cargo de la investigación del homicidio, para ponerse a disposición de la Justicia.

Hermano del desaparecido

Así lo informaron a LA NACION fuentes judiciales. Graf, que ahora tiene 58 años, todavía vive en la casa donde fueron encontrados, de forma fortuita, los restos de Fernández Lima. Graf se presentó en la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N° 61, situada en el edificio de la avenida de los Inmigrantes 1950, en Retiro.

“Los funcionarios judiciales que tomaron contacto con Graf le informaron que no se adoptó aún ningún temperamento sobre él y se le brindó la dirección de la defensoría oficial que le tocaría en caso de ser necesario”, agregaron los voceros consultados.

Como informó LA NACION, a partir de la reconstrucción que hasta el momento hizo el fiscal López Perrando, Fernández Lima y Graf no eran amigos, pero compartían la pasión por las motos. Habían sido compañeros hasta segundo año de la por entonces Escuela Nacional de Educación Técnica (ENET) N°36 Almirante Guillermo Brown, que en esos años estaba situada en Ballivián al 2300, en Villa Ortúzar, hasta que Fernández Lima, que jugaba al fútbol en las divisiones juveniles de Excursionistas, repitió. Sin embargo, los adolescentes siguieron en contacto.

Diego Fernández Lima tenía 16 años cuando desaparecióGentileza Clarín

Fernández Lima desapareció el 26 de julio de 1984. Después de almorzar, le pidió a su madre, Bernabella Lima, dinero para tomar el colectivo. Le dijo que iba a lo de un compañero y después a la escuela, donde tenía que cursar un taller.

Nunca más volvió a su hogar. Lo último que sabe de él es que, un conocido lo vio, en la esquina de la avenida Monroe y Naón, en el límite entre Villa Urquiza, Belgrano y Coghlan y a solo cinco cuadras de la casa de la familia Graf, un chalet de dos plantas.

Por los indicios que tenemos, creemos que el 26 de julio de 1984, Fernández Lima fue por su propia voluntad a la casa de la familia Graf. Pasó algo que terminó con el homicidio del joven futbolista. Se busca determinar quién fue el asesino y, además, el móvil del crimen”, explicó un detective judicial.

Los Graf quedaron bajo sospecha cuando se determinó que los restos óseos correspondían a Fernández Lima. Tras conocer la noticia, un excompañero de la víctima llamó por teléfono a la fiscalía y dijo que en el chalet donde fueron hallados los huesos, en la época de la desaparición del futbolista, vivía otro compañero del curso: Cristian Graf [todos lo conocían por su segundo nombre], al que todos llamaban Jirafa.

Después, el fiscal citó formalmente como testigo al excompañero de la víctima que había llamado por teléfono. Declaró bajo juramento de decir la verdad, vía Zoom porque vive en México. A él se sumaron otros excompañeros que también contaron lo que recordaban de lo que sucedió hace cuatro décadas.

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El caso quedó bajo la lupa judicial cuando personal de la Policía de la Ciudad fue alertado de que obreros que trabajaban en una obra en construcción en un lote situado en Congreso 3748 encontraron restos óseos cuando hacían una excavación para fundar cimientos. En ese lugar había un chalet donde, a principios de siglo, había vivido Cerati, que se lo había alquilado a la artista plástica Marina Olmi, hermana del actor Boy Olmi.

La propiedad había sido demolida para la construcción de un edificio. Y en el momento del hallazgo, los albañiles trabajaban sobre la medianera que daba al fondo del inmueble situado en Congreso 3742.

Tras el hallazgo de los huesos se inició una investigación que quedó a cargo del fiscal Perrando, que, dadas las particularidades del caso –se trataba de un cuerpo que, evidentemente, llevaba muchos años enterrado, lo que requería de métodos especiales de análisis–, convocó a especialistas del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). Ellos fueron los encargados de la “intervención arqueológica” en la escena donde aparecieron los restos óseos, el 29 de mayo pasado.

“Fuimos convocados por la fiscalía de López Perrando para realizar una ‘intervención arqueológica’ para aportar una mirada y una interpretación del contexto en que el que se produjo el hallazgo. Ingresamos por avenida Congreso 3748, donde se encuentra el obrador. El lugar del hallazgo fue en la medianera con la propiedad de avenida Congreso 3742. No se trataba de una medianera de concreto, era una medianera ‘verde’, un ligustro frondoso. Buscamos indicios para determinar la fosa original donde fue enterrado el cuerpo”, explicó a LA NACION la directora para la Argentina del EAAF, Mariela Fumagalli.

Cerati, un jardín en Coghlan y un asesinato que estuvo oculto cuatro décadas

La mayoría de los 150 fragmentos óseos fueron levantados por peritos de la Unidad Criminalística Móvil (UCM) de la Policía de la Ciudad, que trabajó en la escena el día del hallazgo de los huesos.

Los especialistas del EAAF recolectaron una serie de “elementos asociados” (una etiqueta de una prenda que podía corresponder a una campera o pantalón de jean marca UFO, una media y cuero que podría haber sido parte de un par de botas). El personal de la Policía de la Ciudad ya había secuestrado el reloj y la corbata azul.

A partir de la “lectura y limpieza arqueológica”, los peritos del EAAF estimaron que el foso donde fue enterrado Fernández Lima tenía 60 centímetros de profundidad, 1,20 metros de largo y aproximadamente 60 centímetros de ancho, explicó Fumagalli.

“La evidencia nos permitió inferir que el foso está situado en el lote de avenida Congreso 3742. Que el hallazgo se haya producido en el lote de al lado, sumado al hecho de que en esa casa vivió Cerati, fue un factor clave para la difusión del caso y una señal de alarma para la familia de Diego, porque seguían la información que salía en los medios de comunicación y todo les hacía ‘ruido’”, explicó la directora para la Argentina del EAAF.

Los peritos del EAAF estuvieron a cargo de hacer un perfil biológico de los fragmentos óseos hallados en el jardín de Coghlan. Se trata de un estudio que permite determinar el sexo, la edad estimada en el momento de la muerte, la estatura y posibles lesiones que presentaba el cuerpo, entre otras cuestiones.

“Nosotros no establecemos causas de muerte. Sí describimos lesiones. En este caso vimos una lesión cortopunzante a la altura de la cuarta costilla derecha y lesiones en miembros inferiores y superiores con, posiblemente, otro tipo de arma que probablemente se puede asociar a un intento de manipulación del cuerpo”, sostuvo Fumagalli. Para el fiscal López Perrando hubo un intento de desmembramiento del cuerpo.

El reloj calculadora y la corbata de Diego Fernández Lima

Las conclusiones del perfil biológico fueron entregados al representante del Ministerio Público. Después se tomaron muestras óseas para intentar obtener un perfil genético, estudio que se realizó en el Laboratorio Genética Forense del EAAF en Córdoba.

“Nuestro objetivo era identificar los restos. Teníamos perfil genético, pero no teníamos una muestra indubitada para comparar. Había que buscar familias que tuvieran familiares desaparecidos. Podíamos tener el mejor perfil genético, pero si no teníamos con qué comparar, eso no nos serviría de nada”, agregó la especialista.

De pronto hubo un giro en el caso: la familia de Diego se comunicó con la fiscalía de López Perrando y con el Equipo Argentino de Antropología Forense. A partir de la información que se publicaba en la prensa relativa a los huesos hallados en la casa de al lado de la que había alquilado Cerati hace un cuarto de siglo, las primeras sospechas de los Fernández Lima se convirtieron en señales de alarma.

“El dato que a la familia le llamó la atención fue el reloj porque él usaba uno de características similares. También, la corbata. Y sobre todo el rango etario que habíamos estimado a partir del análisis inicial de los restos óseos. Si la familia no se hubiese comunicado iba a ser casi imposible llegar a una identificación positiva”, explicó Fumagalli a LA NACION.

Entonces se le tomó una muestra de sangre a la madre de Diego, Bernabella Lima, que hoy tiene 87 años. Hubo “match”.

Congreso 3748 en el barrio de Coghlan, la casa donde fue enterrada la víctima y que sigue en manos de la familia GrafNoelia Marcia Guevara

“Es una noticia triste, sin duda, pero es una certeza para la familia. La familia de Diego quiere saber qué pasó. Fueron 41 años de búsqueda. Diego no pudo volver a su casa, pasó algo en el medio”, sostuvo Fumagalli.

¿“Jirafa” Graf es el único sospechoso?, le preguntó LA NACION a una fuente judicial. El informante respondió: “Está claro que la víctima fue asesinada y enterrada en la casa de la familia Graf. Ahora debemos determinar quién fue el asesino o los asesinos. En el momento de la desaparición de Diego, en el chalet vivía el matrimonio Graf con sus hijos, Cristian y una adolescente”.

Para reconstruir la relación entre Fernández Lima y Graf, López Perrando citó como testigo a más compañeros de estudios de la víctima y principal sospechoso. También tiene previsto tomarle declaración testimonial a los obreros de la empresa que hizo la excavación y demolición en la que se descubrieron los restos óseos. Todo será entre hoy y mañana.

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