El General Manuel Belgrano propuso en el Congreso de Tucumán en 1816, establecer una monarquía constitucional en las Provincias Unidas del Río de la Plata, donde el jefe de Estado sería un descendiente de la dinastía incaica. Esta propuesta, –menoscabada desde la prensa porteña y tratada como un arranque de locura de Belgrano– buscaba una forma de gobierno que combinara la tradición monárquica con la realidad americana, integrando a las poblaciones indígenas para evitar la fragmentación territorial y la subordinación a Europa.
Según consta en las actas- la Independencia de las “Provincias Unidas en Sud América”, era no sólo de España sino de “toda dominación extranjera”. Esta declaración trajo aparejados -entre otros desafíos- la necesidad de definir la forma de gobierno que adoptaría las Provincias Unidas, así como dónde se establecería la Capital y la sede del Congreso.
Belgrano en ese momento estaba encargado del Ejército del Norte, sosteniendo las batallas de la Independencia en esa frontera- lleva al Congreso su propuesta de adoptar una forma de gobierno monárquica atemperada que coronará como rey a un miembro de la dinastía de los incas y tuviera su sede en Cuzco, actual territorio peruano. Esta propuesta era aceptada por el caudillo federal Martín Miguel de Güemes y también contaba con el apoyo del General Don José de San Martín.
¿Por qué un inca como monarca?
Con este texto pretendemos recopilar y resaltar algunos datos políticos, sociales y culturales que son de utilidad para comprender parte del contexto que precede y en el que se enmarca la propuesta belgraniana de coronar un inca como rey para las Provincias Unidas y establecer su sede en Cuzco (Perú). Entre estos datos nos interesa mencionar:
Las conexiones entre el Virreinato de Río de La Plata y el Virreinato del Perú durante el período colonial: El Virreinato del Perú cubría un territorio que iba del océano Pacífico hasta el Tucumán y Paraguay. A través de datos que aportan viajeros coloniales como Alonso Cardo de la Vandera (Concolorcorvo) con su libro “El lazarillo de los ciegos caminantes”, sabemos de conexiones económicas y administrativas entre los territorios adyacentes al Río de la Plata y el actual Noroeste Argentino y el Perú. (Díaz-Caballero, J.; 2005)
La formación en las Academias del altiplano de los hombres de mayo: La Universidad de Chuquisaca (hoy Sucre, Perú), la Universidad de San Francisco Javier y la Academia Carolina de Charcas tuvieron en sus aulas a hombres como Mariano Moreno, Juan José Castelli, Cornelio Saavedra y Vicente López y Planes. Por lo tanto, la conexión entre el Río de La Plata y el Alto Perú era -además de económica y administrativa- de naturaleza intelectual y cultural. (Díaz Caballero, J.; 2005)
Los impactos de la revolución de Túpac Amaru II en 1780 en el actual noroeste argentino, donde a partir de 1813 Martín Miguel de Güemes –uno de los propulsores del proyecto de la monarquía incaica- fue el reorganizador del ejército para la defensa del Norte. Diversos historiadores han estudiado las conexiones e impactos de la rebelión de Túpac Amaru II en las actuales provincias de Salta, Jujuy y Tucumán; así como los posibles vínculos comerciales entre las familias Tupac Amaru, y residentes de esas provincias.
Por otra parte, la situación europea convenció a Belgrano que lo mejor para la causa americana era la formación de una monarquía parlamentaria, de esa forma nuevamente, como en 1809, junto a la Infanta Carlota, el creador de la Bandera va ocupar un rol importante dentro de las filas del monarquismo.
Acontecimientos entre 1810 y 1816 que incluyen a los pueblos originarios:
Supresión del tributo indígena: En 1811 la Junta de las Provincias Unidas del Río de la Plata suprimió el tributo indígena (mita, encomienda y yanaconazgo como formas encubiertas de esclavitud)
Declaración de Castelli en Tiahuanacu: El 25 de mayo de 1811, cumpliéndose un año de Revolución de Mayo, uno de sus principales promotores, Juan José Castelli, realizó una proclama en Tiahuanacu (actual territorio boliviano) reconociendo los derechos naturales de los pueblos originarios y aboliendo su esclavitud en nombre de la Junta. Así fue su declaración:
«Cuartel general del ejército auxiliar y combinado de la libertad, en Tiahuanacu 25 de mayo de 1811 y segundo de la libertad de Sur América.
Los sentimientos manifestados por el gobierno superior de esas provincias desde su instalación se han dirigido a uniformar la felicidad en todas las clases, dedicando su preferente cuidado hacia aquella que se hallaba en estado de elegirla más ejecutivamente. En este caso se consideran los naturales de este distrito, que por tantos años han sido mirados con abandono y negligencia, oprimidos y defraudados en sus derechos y en cierto modo excluidos de la mísera condición de hombres que no se negaba a otras clases rebajadas por la preocupación de su origen. Así es que, después de haber declarado el gobierno superior, con la justicia que reviste su carácter, que los indios son y deben ser reputados con igual opción que los demás habitantes nacionales a todos los cargos, empleos, destinos, honores y distinciones por la igualdad de derechos de ciudadanos, sin otra diferencia que la que presta el mérito y aptitud: no hay razón para que no se promuevan los medios de hacerles útiles reformando los abusos introducidos en su perjuicio y propendiendo a su educación, ilustración y prosperidad con la ventaja que presta su noble disposición a las virtudes y adelantamientos económicos.
En consecuencia, ordeno que siendo los indios iguales a todas las demás clases en presencia de la ley, deberán los gobernadores intendentes con sus colegas y con conocimiento de sus ayuntamientos y los subdelegados en sus respectivos distritos, del mismo modo que los caciques, alcaldes y demás empleados, dedicarse con preferencia a informar de las medidas inmediatas o provisionales que puedan adoptarse para reformar los abusos introducidos en perjuicio de los indios, aunque sean con el título de culto divino, promoviendo su beneficio en todos los ramos y con particularidad sobre repartimiento de tierras, establecimientos de escuelas en sus pueblos y excepción de cargas impositivas indebidas: pudiendo libremente informarme todo ciudadano que tenga conocimientos relativos a esta materia a fin de que, impuesto del por menos de todos los abusos por las relaciones que hicieren, pueda proceder a su reforma.
Últimamente declaro que todos los indios son acreedores a cualquier destino o empleo que se consideren capaces, del mismo modo que todo racional idóneo, sea de la clase y condición que fuese, siempre que sus virtudes y talentos los hagan dignos de la consideración del gobierno y a fin de que llegue a noticia de todos se publicará inmediatamente con las solemnidades de estilo, circulándose a todas las juntas provinciales y su subalterna para que de acuerdo con los ayuntamientos celen su puntual y exacto cumplimiento, comunicando a todos los subdelegados y jueces de su dependencia estas mismas disposiciones: en inteligencia de que en el preciso término de tres meses contados desde la fecha deberán estar ya derogados todos los abusos perjudiciales a los naturales y fundados todos los establecimientos necesarios para su educación sin que a pretexto alguno se dilate, impida, o embarace el cumplimiento de estas disposiciones. Y cuando enterado por suficientes informes que tengo tomados de la mala versación de los caciques por no ser electos con el conocimiento general y espontáneo de sus respectivas comunidades y demás indios, aun sin traer a consideración otros gravísimos inconvenientes que de aquí resultan, mando que en lo sucesivo todos los caciques sin exclusión de los propietarios o de sangre no sean admitidos sin el previo consentimiento de las comunidades, parcialidades o aíllos (Ayllus) que deberán proceder a elegirlos con conocimiento de sus jueces territoriales por votación conforme a las reglas que rigen en estos casos, para que beneficiada en estos términos se proceda por el gobierno a su respectiva aprobación.
Dr. JUAN JOSE CASTELLI
Dr. José Bernardo de Monteagudo, secretario”
El Escudo Nacional y los Incas: En 1813 se estableció el escudo o sello de armas que rigió todos los actos administrativos de las Provincias Unidas del Río de La Plata y tenía como fondo el símbolo solar de los incas. La confección de dicho escudo fue encomendada al orfebre Juan de Dios Rivera y Loayza cuyo nombre incaico era Quispe Tito Ahpauti Concha Túpac Huascar, descendiente por rama materna de Túpac Amaru, participante activo de la revolución de Túpac Amaru II y, por esos años, refugiado de las autoridades españolas en la ciudad de Córdoba.
El Himno Nacional y los Incas: En 1813 se creó la “Marcha patriótica” actual Himno Nacional Argentino que tiene en su primera y original versión la siguiente estrofa:
«Se conmueven del Inca las tumbas
y en sus huesos revive el ardor,
lo que ve renovando a sus hijos
de la Patria el antiguo esplendor».
San Martín y “Los Comentarios reales” del inca Garcilaso: En 1814 San Martín instalado en Córdoba, convaleciente de su enfermedad, y siendo visitado por amigos y conocidos, les propuso reeditar masivamente el libro “Los comentarios reales de los Incas” del Inca Garcilaso de la Vega. Esta obra del ilustre mestizo peruano relata la conquista hispana en el Perú y la defensa que de este suelo hicieron los incas, dinastía de la que Garcilaso era descendiente.
Los revolucionarios de Mayo reconocían en Túpac Amaru II al verdadero referente de la revolución americana, quien además tuvo un programa económico y social. Por eso es que Belgrano propuso en el Congreso de Tucumán una forma de monarquía constitucional que retome la tradición de los incas y que tenga a un descendiente indígena a cargo del gobierno del Río de La Plata. Belgrano escribió sobre este momento: “el Congreso me llamó a una sesión secreta y me hizo varias preguntas. Yo hablé, me exalté, lloré e hice llorar a todos al considerar la situación infeliz del país. Les hablé de la monarquía constitucional con la representación de la casa de los Incas: todos adoptaron la idea”. Con el proyecto de formar una monarquía inca, Belgrano intentó conjugar un proyecto político que se adecuara a la situación internacional (con la restauración de las monarquías en Europa luego de la caída de Napoleón) pero que también respondiera a las necesidades de la naciente nación americana.
El pensamiento indigenista de los diputados del Congreso: Belgrano presenta la propuesta de la monarquía incaica ante el Congreso de Tucumán, que estaba formado por 40 (cuarenta) diputados. Por sus lugares de nacimiento estaba representada toda América del Sur. La crónica aporta los siguientes números: Tupiza y Oruro (Alto Perú), Lima, Chuquisaca (2); Mizque, Cochabamba, Jujuy (2), Salta (4), Tucumán (2), La Rioja, Santiago del Estero (2), Córdoba (5), San Juan, Mendoza (2) y Buenos Aires (4). La mayoría de ellos eran hombres universitarios (14 sacerdotes, 18 abogados). Sólo dos de ellos habían estudiado en Europa y 33 en universidades americanas: Universidad de Córdoba (17), Charcas (8), Chuquisaca (3), Lima (1), Universidad de Chile (4).
Los representantes por Buenos Aires (entre ellos, Belgrano, Pueyrredón y Anchorena) estaban ligados a la región “arribeña” -como se denominaba al Alto Perú-, ya sea por parientes, intereses o estudios universitarios. De esto se deduce que el “porteñismo” quedaba diluido en aquel Congreso. Aclaremos que con “porteñismo” nos referimos al grupo conformado por los representantes de Buenos Aires que bregaban por mantener la hegemonía y centralidad de esta ciudad sobre el resto del país, –conflicto que luego se repite entre Unitarios y Federales, aún vigente en nuestros días– en oposición a los demás diputados que se plegaron al “plan Cuzco”; es decir, al traslado de la capital a esa ciudad peruana, tal como originalmente lo proponía Belgrano.
A pesar de que la mayoría de los diputados apoyaron la propuesta de Belgrano, quien propuso a Juan Bautista Túpac Amaru, -hermano de José Gabriel Túpac Amaru, líder de la rebelión indígena en el siglo XVIII, que había pasado muchos años preso en España- como candidato para ser coronado como rey de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el sector de diputados que no estaba de acuerdo con el “plan Cuzco”-en su mayoría los diputados porteños que debían defender la ciudad puerto y su hegemonía mercantil, foco de la contra-unidad americana de la burguesía mercantil- logró pasar a sesiones secretas la discusión. Algunos historiadores coinciden en que esta situación hizo que los opositores a la propuesta de Belgrano ganarán tiempo para desprestigiar el proyecto desde la prensa porteña y se burlaban diciendo que al rey patas sucias habría que buscarlo en alguna pulpería o taberna del altiplano.
Finalmente, la discusión se dilató y perdió su fuerza inicial quedando abandonado el proyecto de la monarquía incaica, y sofocado el plan de la Gran Nación de Belgrano y San Martín. Cabe destacar que los debates sobre la forma de gobierno abarcaron varias jornadas. Por una parte, se realizó una sesión secreta el día 6 de Julio; y por otra fue tratada en seis sesiones públicas de Julio y en dos de agosto.
El 27 de julio de 1816, Manuel Belgrano -luego de haber jurado la Independencia y habiendo sido reconocido como general en jefe del Ejército Auxiliar del Perú- realizó una proclama ante el regimiento de milicias de Tucumán, anunciando su postura a favor de la monarquía constitucional o atemperada en manos de un rey de la dinastía incaica.
Esta proclama fue publicada en el periódico El Censor N° 55 del jueves 12 de septiembre de 1816, junto a otra de Martín Miguel de Güemes sobre el mismo tema, pero en Jujuy el 6 de agosto de 1816. A partir de esa publicación se genera una discusión en la prensa porteña de la época, principalmente en el mismo periódico El Censor -dirigido por José Antonio Valdés– y en La Crónica Argentina -dirigido por Vicente Pazos Silva. El proyecto de Belgrano fue desdibujado en nuestra historia, pintado como un arranque de locura de Belgrano y lo que se perdió fue un proyecto político contrapuesto al que triunfó y habría dado otro giro a la historia de todo el continente sudamericano.
Nuestro ilustre prócer no sólo fue el primer ilustrado del Río de La Plata, sino que fue un intelectual comprometido que pensó la Argentina. Manuel Belgrano durante su estancia en España realizó estudios en las Universidades de Salamanca, Oviedo y Valladolid. En estas Altas Casas de Estudios abrevó las ideas y los pensamientos de los filósofos de la Ilustración y del Enciclopedismo francés, pero también el pensamiento ilustrado español e italiano. Asimismo, aprendió idiomas, realizó traducciones de libros, y participó de tertulias en donde se debatían los temas más actuales de la época, presentándose como un liberal revolucionario, con un bagaje de ideas netamente innovadoras.
Todo el pensamiento de Manuel Belgrano nos aporta conceptos y valores cada vez más vigentes en nuestros días para reflexionar sobre nuestra realidad política, económica, cultural y educativa…